
Cuando Marco Rubio firmó como secretario de Estado de Donald Trump, entró en el trabajo “con los ojos bien abiertos”, según una persona familiarizada con su pensamiento. Sabía que no sería fácil trabajar para Trump. Sabía que Trump tenía un historial de despidos de altos funcionarios por tuit. También sabía lo que era que ser llamado “Pequeño Marco”.
Aun así, Rubio presionó para conseguir el prestigioso puesto de ser el máximo diplomático de Estados Unidos después de que perdiera la oportunidad de ser vicepresidente de Trump frente a J. D. Vance.
Con lo que Rubio no contaba era con que podría correr el riesgo de ser eclipsado como secretario de Estado por uno de los amigos más íntimos de Trump, el promotor inmobiliario y multimillonario Steve Witkoff
Durante los dos primeros meses de la segunda administración Trump, Rubio ha quedado en cierto modo relegado a un segundo plano en la escena mundial frente a Witkoff, cuya cartera se ha ampliado más allá de su título oficial de enviado especial a Medio Oriente.
Witkoff ha sido uno de los principales artífices de algunas de las victorias más destacadas de Trump en política exterior: la liberación de rehenes en Israel, el alto el fuego en Gaza, roto desde entonces, y el regreso del estadounidense Marc Fogel desde Rusia, después de que Witkoff viajara a Moscú para ultimar las negociaciones para su liberación.
Ha viajado por todo el Medio Oriente y se ha convertido en un mediador clave en las conversaciones para poner fin a la guerra en Ucrania. La semana pasada, Witkoff volvió a Moscú para reunirse con el presidente de Rusia, Vladimir Putin, e intentar avanzar en la propuesta del gobierno de alto el fuego.
Witkoff está “volando por todo el mundo haciendo de secretario de Estado”, dijo una persona familiarizada con la dinámica. “Tiene una cosa que nadie más tiene: tiene la confianza de Trump al 100%”.
Rubio, por su parte, se ha zambullido en su papel con viajes a Centroamérica para hablar de inmigración, a Medio Oriente, Europa y Canadá para debatir sobre las guerras en Gaza y Ucrania, y para reunirse con socios del G7.
A veces, ha parecido incómodo con algunos de los movimientos de la administración: se dice que discutió con Elon Musk en una reunión del gabinete de Trump a principios de este mes, y fue fotografiado en lo que un aliado de Rubio llamó una “postura de sofá” en la Oficina Oval mientras Trump y Vance reprendían al presidente de Ucrania, Volodymyr Zelensky.
Estas situaciones ha suscitado dudas sobre la influencia de Rubio en Trump, según personas familiarizadas con el Departamento de Estado. Aunque Rubio fue el primer miembro del gabinete confirmado -por unanimidad-, su papel ha carecido de parte del perfil y la responsabilidad que tradicionalmente han tenido los anteriores secretarios de Estado. Y hay un contingente de fieles trumpistas que aún se muestran escépticos ante sus opiniones de línea dura en política exterior.
“Creo que está frustrado”, dijo a CNN un senador que sigue en contacto con Rubio.
Mientras que diplomáticos extranjeros han elogiado a Rubio por su compromiso, múltiples fuentes familiarizadas con Rubio y su trabajo dicen que parece incómodo por la forma en que la Casa Blanca ha minimizado su papel.
“No es lo que él esperaba”, dijo una persona. “Witkoff salió de la nada”, añadieron. “Trump lo adora”.
No obstante, solo Rubio lleva toda la impronta de la secretaría. Mientras que Witkoff a menudo vuela en su propio jet privado Gulfstream, Rubio es recibido con pompa a su llegada a países extranjeros, viajando con un gran dispositivo de seguridad y en el jumbo C-32 del gobierno con la inscripción “Estados Unidos de América”.
Tras la publicación de la historia el viernes, Rubio publicó en X atacando a CNN y diciendo que Witkoff es “una de las personas con las que trabajo MÁS CERCA de nuestro equipo”.
En una declaración a CNN, Witkoff dijo que tenía una “maravillosa relación de trabajo” con Rubio.
“Ya es un gran secretario de Estado y, en mi opinión, pasará a la historia como uno de los más grandes”, dijo Witkoff. “Nunca sabré de dónde sacan los medios esas historias sin sentido, así que ahora he aprendido a descartarlas. Todos los asuntos en los que estoy trabajando cuentan con la colaboración de Marco Rubio”.
Los aliados de Rubio en la administración sostienen que él y Witkoff se complementan en lugar de enfrentarse, y tanto el Departamento de Estado como la Casa Blanca rechazaron la idea de que Witkoff le haga sombra.
“Nada más lejos de la realidad”, declaró a CNN el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional, Brian Hughes. “El secretario Rubio es un líder fundamental en el equipo de seguridad nacional del presidente Trump, habiendo encabezado una serie de iniciativas de política exterior, especialmente en lo que se refiere a la negociación de una resolución pacífica de la guerra en Ucrania y la conducción de la política en el hemisferio occidental. El presidente Trump ha reunido un equipo de talento que trabaja sin descanso para ofrecer resultados a los estadounidenses”.
La portavoz del Departamento de Estado, Tammy Bruce, dijo en un comunicado: “Su premisa es falsa. El secretario Rubio y el enviado especial Witkoff tienen una relación fantástica y están trabajando juntos para impulsar la agenda del presidente Trump”.
El viernes por la mañana, el presidente elogió la ética de trabajo de Rubio, diciendo a los periodistas sin que se lo preguntaran en la Oficina Oval: “Ha trabajado tan duro. Ya ha ido a tantos países diferentes”.
“Es una persona fantástica, un gran hombre”, dijo Trump. “Creo que tiene la oportunidad de ser nuestro mejor secretario de Estado”.
“Witkoff es un compañero de golf”
La confianza pública de Trump en Witkoff ya ha provocado especulaciones en Washington sobre cuánto tiempo querrá Rubio permanecer en el puesto.
Un viejo amigo de Rubio dijo que abordó el trabajo consciente de la puerta giratoria de la primera administración Trump, en particular el secretario de Estado Rex Tillerson, quien duró 13 meses. Otra persona familiarizada con el pensamiento de Rubio dijo que aceptó el trabajo para “pulir sus credenciales” y todavía tiene ambiciones presidenciales que no se alcanzaron después de que su candidatura de 2016 cayera ante Trump.
Él considerará su papel como un éxito si sirve durante 18 meses a dos años, agregó el amigo, lo que le daría tiempo para planificar una potencial carrera presidencial en 2028, si esa oportunidad se presenta.

Fuentes familiarizadas con Rubio también señalan que puede ser beneficioso para él mantener algunas de las mayores crisis de política exterior a distancia, con grandes interrogantes sobre cómo Trump navegará hasta el final de la guerra de Rusia en Ucrania y el alto el fuego roto en Gaza.
“Creo que Marco encontrará su ritmo y su nicho”, dijo un exsenador republicano que trabajó con Rubio. “Probablemente no se ocupe de los temas más candentes del mundo, y probablemente haría bien en dejar que la Casa Blanca se ocupe de ellos”.
Rubio construyó un largo currículum de política exterior en el Senado, sirviendo como el principal republicano en la Comisión de Inteligencia del Senado y un miembro a largo plazo en la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado. Esa experiencia lo ayudó a entrar en la lista de candidatos para la vicepresidencia de Trump, aunque finalmente fue descartado en favor de Vance.
Rubio ya ha desempeñado un papel clave en varias iniciativas diplomáticas. Encabezó una delegación estadounidense a Arabia Saudita a principios de este mes, donde Ucrania aceptó una propuesta de alto el fuego de 30 días, aliviando las tensiones con Kyiv tras el estallido de la Oficina Oval con Zelensky.
Para algunos diplomáticos veteranos en Washington, ha sido duro ver los dos primeros meses de Rubio en el cargo: luchando contra los recortes del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE) de Musk y cediendo parte del papel diplomático tradicional del secretario de Estado a uno de los amigos inmobiliarios de Trump en Nueva York.
Mientras Rubio se encargaba de calmar y tranquilizar a los aliados más cercanos de Estados Unidos durante la reunión formal del G7 celebrada la semana pasada en Quebec (Canadá), Witkoff se dirigía a Moscú para una reunión a solas con Putin.
“Marco Rubio es un auténtico experto en política exterior”, dijo un ex alto funcionario del Departamento de Estado familiarizado tanto con Rubio como con Witkoff. “La idea de que Steve Witkoff vaya a sentarse con Putin en el Kremlin, quiero decir de verdad. Vamos, Witkoff es un compañero de golf… es ridículo”.
“Los tiempos difíciles son para los políticos”
La reunión del G7 la semana pasada en Canadá fue la primera oportunidad real para Rubio de explicar directamente a sus homólogos la visión de la agenda de Trump, según dijo a CNN un alto cargo estadounidense cercano a Rubio, quien subrayó que “no es una moda pasajera” sino algo que “requerirá que todo el mundo se adapte”.
Trump no se lo puso fácil.
Justo cuando Rubio se sentaba para una larga jornada de reuniones con aliados frustrados, Trump envió un mensaje con mayúsculas en redes sociales anunciando un nuevo arancel del 200% sobre el alcohol europeo, dirigido a algunos de los países cuyos ministros estaban con Rubio en la reunión del G7.
Mientras los diplomáticos reunidos compartían entre sí el mensaje de Trump, reconocieron la difícil posición en la que se encontraba Rubio.
Horas después, Trump volvió a atacar, declarando desde la Oficina Oval: “Canadá sólo funciona como un estado”.

La pregunta del estado 51 de EE.UU. persiguió a Rubio durante todo su viaje a Canadá. Respondió como un diplomático: “Hay un desacuerdo entre la posición del presidente y la posición del gobierno canadiense”, dijo Rubio a los periodistas. “No creo que eso sea un misterio al entrar y no fue un tema de conversación, porque no se trataba de eso en la cumbre”.
Tanto en público como en privado, Rubio y otros funcionarios del G7 hicieron hincapié en la necesidad de ignorar el caos alimentado por Trump y centrarse en lo que podían tratar de avanzar, como un alto el fuego en Ucrania, según fuentes que solicitaron el anonimato.
Para algunos diplomáticos extranjeros en el G7, la facilidad de trabajar con Rubio a puerta cerrada contrastaba con las dificultades de tratar con la temperamental Casa Blanca de Trump.
Es “un interlocutor muy valioso”, dijo a CNN un alto funcionario europeo. “No siento esa hostilidad” que expresa Trump, añadió el funcionario.
En el hotel resort que acogió el evento de tres días del G7, los funcionarios extranjeros expresaron en privado su sorpresa y enfado por las acciones de Trump, aunque elogiaron rotundamente a Rubio por su diplomacia profesional.
“Es un político puro con muy buen pedigrí”, dijo otro alto funcionario europeo que asistió a varias de las reuniones del G7 con Rubio. “Los tiempos difíciles son para los políticos”.
Los funcionarios internacionales dijeron que, a puerta cerrada, Rubio no se apartó de sus elogios públicos a Trump y de su deseo de implementar la agenda de Trump, por controvertida que fuera.
“Es una mano diplomática verdaderamente experimentada”, dijo un tercer funcionario extranjero.
Sin embargo, varios funcionarios plantearon la cuestión de cuánta influencia tiene Rubio sobre Trump.
Tras el G7, el ministro británico de Asuntos Exteriores, David Lammy, voló a Washington, donde se reunió con Vance el domingo, a pesar de que acababa de ver a Rubio, su homólogo, en Canadá.
La perspectiva desde Foggy Bottom
Dentro del Departamento de Estado, Rubio está recibiendo críticas dispares.
Se han producido decenas de jubilaciones de diplomáticos, según fuentes consultadas por CNN, muchas más que en años anteriores. Y debido a la congelación de la contratación en todo el gobierno, el Departamento ha dejado de ofrecer el examen del servicio exterior y ha rescindido las ofertas para una clase de ingreso de funcionarios del servicio exterior en abril.

Al mismo tiempo, parece que Rubio ha podido contrarrestar algunos de los mayores recortes del DOGE, dijeron dos funcionarios del servicio exterior, señalando que todavía no se ha producido un despido generalizado de personal del Departamento de Estado.
Aunque esperan reducciones potencialmente “masivas”, “el esfuerzo por protegernos de los recortes más inmediatos y extremos ha sido bueno”, dijo uno de los funcionarios del servicio exterior.
Sin embargo, esta persona se mostró decepcionada por el hecho de que Rubio no haya ejercido una mayor influencia moderadora.
“Las primeras señales eran que iba a haber una especie de lucha entre la gente de Rubio y la gente de Trump. Rubio no parece interesado o capaz de contraatacar en cuestiones políticas”, dijo el funcionario, señalando “el total abandono de Ucrania”.
“Es inconcebible lo que le ha hecho a Ucrania”, añadió.
“Hasta las 3 de la madrugada”
Otro de los retos a los que se ha enfrentado Rubio es la suspensión generalizada de la ayuda exterior por parte de Trump. Ahora está a cargo de una USAID desmantelada, cuya misión apoyó durante mucho tiempo como senador.
Rubio ha pasado largas horas tratando de trabajar a través de listas de solicitudes de exención para programas críticos, según el senador que se ha mantenido en contacto con Rubio.
“Hablé con él hace un par de semanas, cuando se produjeron los primeros acontecimientos en la USAID, y me dijo que había estado despierto hasta las tres de la madrugada tratando de revisar las exenciones”, dijo el senador.
“Expresó su preocupación por las exenciones para programas que son importantes por razones humanitarias en términos de nuestra seguridad nacional, pero eso no se ha traducido en que esos programas se hayan vuelto a poner en marcha en gran medida”, añadió el senador.
Al final, sin embargo, fue el propio Rubio quien envió el memorándum que establecía la congelación de la ayuda exterior con exenciones sólo para los programas que salvaran vidas.