
La tendencia hacia la reducción del número de cabezas nucleares está llegando a su fin, según la última evaluación del SIPRI.Imagen: Ales Utouka/IMAGO
Helen Whittle
Según la última evaluación del SIPRI, está surgiendo una nueva carrera armamentística nuclear, al tiempo que se debilita gravemente el control de armas.
Hay nueve países con armas nucleares en el mundo y casi todos ellos iniciaron programas intensivos de modernización nuclear en 2024. Esta es una de las principales conclusiones del Anuario 2025 del Instituto Internacional de Estocolmo para la Investigación de la Paz (SIPRI), una evaluación anual del estado del armamento, el desarme y la seguridad internacional.
A mediados de la década de 1980, el número de cabezas nucleares, bombas y proyectiles en todo el mundo rondaba las 64.000 unidades. En la actualidad, se calcula que la cifra asciende a 12.241, pero todo indica que esta tendencia a la baja se revertirá.
“Lo más preocupante que vemos en los arsenales nucleares en este momento son los primeros signos de inversión de las cifras, que hasta ahora tendían a la reducción a largo plazo”, comenta a DW Dan Smith, director del SIPRI.
El fin del desarme nuclear tras la Guerra Fría
Desde el colapso de la Unión Soviética en 1991 y el fin de la Guerra Fría, el desmantelamiento de las cabezas nucleares ha superado en cifras el despliegue de nuevo arsenal nuclear, y aunque es una práctica habitual que los países con armamento nuclear actualicen sus capacidades, Smith afirma que se ha producido una intensificación de este proceso desde finales del último mandato del expresidente estadounidense Barack Obama, con una mayor inversión en nuevas generaciones de misiles y portaaviones.
Los investigadores del SIPRI concluyen que, de las 12.241 cabezas nucleares que se calcula que había en el mundo en enero de 2025, la mayoría se encontraban en arsenales militares.
Se estima que 3.912 de esas ojivas estaban desplegadas en misiles y aviones, y que unas 2.100 de ellas se mantenían en estado de alerta operativa elevada en misiles balísticos.
Según el informe del SIPRI, casi todas ellas pertenecían a Rusia o Estados Unidos, pero es posible que China también tenga algunas cabezas nucleares instaladas en misiles.
Entre los Estados con armamento nuclear -Estados Unidos, Rusia, Reino Unido, Francia, China, India, Pakistán, Corea del Norte e Israel-, Rusia y Estados Unidos poseen el 90 por ciento de este poderío.
Los analistas del SIPRI advierten ahora que cada vez son más los Estados que se plantean desarrollar o albergar armas nucleares. Esto incluye nuevos acuerdos para compartirlas como Rusia, que afirma haber desplegado armas nucleares en territorio bielorruso, mientras que varios Estados europeos miembros de la OTAN se han mostrado dispuestos a albergar armas nucleares estadounidenses.
La seguridad internacional se deteriora
En 2007, el presidente ruso, Vladimir Putin, pronunció un discurso en la Conferencia de Seguridad de Múnich, en el que arremetió contra el orden mundial, dominado por Estados Unidos, la expansión de la OTAN hacia el este y el desarme.
Dos años después, Obama anunció en Praga el objetivo del desarme nuclear total. “La existencia de miles de armas nucleares es el legado más peligroso de la Guerra Fría”, afirmó. Y continuó diciendo que EE.UU. negociaría un nuevo Tratado de Reducción de Armas Estratégicas (Nuevo START) con Rusia. Ese tratado se firmó y entró en vigor en 2011.
Pero, tras la invasión de Ucrania por parte de Rusia, en febrero de 2022, la administración Biden publicó su Revisión de la Postura Nuclear de 2022, en la que se identificaba la modernización del arsenal nuclear estadounidense como una de las principales prioridades. Por su parte, en febrero de 2023, Vladimir Putin firmó un proyecto de ley para detener la participación de Rusia en el tratado Nuevo START.
“La marea de inseguridad ha ido creciendo lentamente desde 2007 hasta febrero de 2022”, dice Smith. “Creo que fue entonces cuando quizá muchos ciudadanos se dieron cuenta de este deterioro, que para entonces ya tenía más de una década”.
En resumen: los arsenales nucleares del mundo se están ampliando y modernizando. El SIPRI calcula que China tiene ahora al menos 600 cabezas nucleares y que su arsenal crece más rápido que el de cualquier otro país. “China lleva 30 años aumentando cada año su gasto militar. Es el único Estado del mundo que puede hacer esto y, por supuesto, Occidente también ha reevaluado su relación con China, así como con Rusia”, dijo Smith.
La IA y las tecnologías espaciales aumentan la amenaza de guerra nuclear
En su introducción al Anuario 2025 del SIPRI, Smith advierte sobre la perspectiva de una nueva carrera armamentística nuclear que conlleva “mucho más riesgo e incertidumbre” que la época de la Guerra Fría, en gran parte debido al auge de la inteligencia artificial (IA) y las nuevas tecnologías en los campos de las capacidades cibernéticas y los activos espaciales.
“La próxima carrera armamentística nuclear tendrá que ver tanto con la inteligencia artificial, el ciberespacio y el espacio exterior como con los misiles en los búnkeres o en los submarinos o las bombas en los aviones. Tendrá que ver tanto con el software como con el hardware”, afirma Smith.
Esto complica la cuestión de cómo controlar y supervisar las armas nucleares y los arsenales. La IA permite procesar una gran cantidad de información con extrema rapidez y, en teoría, esto debería ayudar a los responsables de la toma de decisiones a reaccionar con mayor celeridad. Sin embargo, un pequeño fallo técnico podría provocar un ataque nuclear.
“Creo que tiene que haber una línea roja con la que probablemente todos los líderes políticos y militares también estén de acuerdo: que la decisión sobre el lanzamiento nuclear no pueda ser tomada por la inteligencia artificial”, alerta Smith.
(mn/ms )
¿Qué tan avanzado está el programa nuclear de Irán?
Según Teherán, su programa nuclear es solo civil, pero Israel cree que Irán está desarrollando una bomba nuclear. El alto nivel de enriquecimiento de uranio preocupa a expertos y a la comunidad internacional.
Israel justifica sus recientes ataques contra objetivos iraníes alegando que Teherán está demasiado cerca de desarrollar una bomba nuclear, lo que, sin duda, sería una amenaza existencial para Israel. El régimen iraní ha declarado repetidamente su deseo de destruir el país.
Irán insiste en que su programa nuclear solo tiene fines civiles, pero gran parte de la comunidad internacional le atribuye un potencial militar.
El ministro de Exteriores francés, Jean-Noël Barrot, declaró el domingo (15.6.) que el programa nuclear de Teherán constituye una “amenaza existencial” para Israel y Europa, pero insistió en que la diplomacia es la mejor solución.
Por su parte, el ministro de Exteriores alemán, Johann Wadephul, dijo que Berlín, París y Londres están dispuestos a dialogar con Teherán para reducir la tensión.
¿Qué tan avanzado está el programa nuclear de Irán?
Los programas nucleares civiles tienen como objetivo la construcción de centrales nucleares para generar electricidad. En cambio, el fin de los proyectos nucleares militares es desarrollar bombas nucleares.
Es un hecho que los niveles de enriquecimiento de uranio de Irán son motivo de preocupación. Según el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), Irán ha acumulado más de 400 kilogramos de uranio enriquecido de una pureza del 60 por ciento, es decir, que supera con creces lo necesario para la producción de energía civil y se acerca peligrosamente al material apto para armas. Un enriquecimiento al 90 por ciento haría que esos 400 kilogramos fueran suficientes para unas diez armas nucleares.
“Según el OIEA, Irán ha acelerado su enriquecimiento al 60 por ciento y también se ha habido un aumento en las pruebas de misiles”, explica Hans Jakob Schindler, experto en seguridad del Proyecto Contra el Extremismo, en entrevista con Deutsche Welle. Las negociaciones con EE. UU. están suspendidas debido a la actual escalada.
Actualmente, no hay pruebas de que Irán haya enriquecido uranio al 90 por ciento. Sin embargo, los expertos advierten que, con sus reservas y su capacidad técnica, el país podría lograrlo con relativa rapidez.
Apenas unos días antes del ataque israelí, Irán anunció la puesta en marcha de otra instalación de enriquecimiento de uranio. Pero, para construir una bomba nuclear, Irán también necesitaría construir una ojiva operativa y un misil capaz de lanzarla a su objetivo.
¿Cuán grave es el revés causado por los ataques de Israel?
Israel atacó las instalaciones nucleares de Natanz e Isfahán, así como a miembros de la cúpula militar y científicos involucrados en el programa nuclear.
Walter Posch, especialista en Irán del Instituto de Viena para el Mantenimiento de la Paz y la Gestión de Conflictos, evalúa el impacto general como “grave” para Irán: “Más importantes que los generales asesinados son, sin duda, los científicos nucleares. Han participado en el programa nuclear casi desde el principio y poseían todo el conocimiento científico e institucional”, dice a Deutsche Welle. “Ellos desempeñan un papel clave, por lo que las pérdidas a nivel académico y práctico suponen un duro golpe”.
¿Por qué Irán tiene un programa nuclear?
El programa nuclear de Irán se remonta a la década de 1950, cuando el entonces gobierno prooccidental estableció un programa nuclear civil con la ayuda de Estados Unidos.
Tras la Revolución iraní de 1979, que llevó al poder a un gobierno fundamentalista y antioccidental, aumentó la preocupación internacional de que Teherán también pudiera utilizar su programa nuclear con fines militares.
En 2002, inspectores internacionales descubrieron uranio muy enriquecido en la planta nuclear de Natanz, lo que dio lugar a sanciones internacionales.
En 2015, Irán alcanzó un acuerdo nuclear histórico con Estados Unidos y otros países occidentales, conocido como el Plan de Acción Integral Conjunto (PAIC): se limitó el programa nuclear y se impusieron controles estrictos, a cambio de una flexibilización de las sanciones. Sin embargo, el presidente estadounidense, Donald Trump, retiró a Estados Unidos del acuerdo en 2018, durante su primera presidencia.
En respuesta, Irán redujo gradualmente su cumplimiento del acuerdo y aumentó su enriquecimiento de uranio significativamente por encima del límite del 3,67 por ciento acordado en 2015.
Desde el segundo mandato de Trump, se ha intentado alcanzar un acuerdo entre Washington y Teherán. Ambas partes tenían previsto negociar muy pronto en Omán, pero el encuentro se ha cancelado debido a la actual situación.
(rmr/ms)