Por José Levy, CNN Español
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Parecía que las cosas no podían ponerse más negras para Ucrania. Entonces, el presidente Donald Trump tomó la palabra.

Tras excluir al presidente Volodymyr Zelensky de las primeras conversaciones de Estados Unidos con Rusia para poner fin a la guerra, Trump acusó falsamente este martes a Ucrania de iniciar un conflicto que ha asolado su tierra y matado a miles de sus habitantes.

Y en sus comentarios más hostiles hacia el líder ucraniano, Trump expresó otro de los argumentos del presidente Vladimir Putin –que era hora de celebrar elecciones en Ucrania– en un aparente intento de iniciar el proceso para apartar a Zelensky.

Los comentarios del presidente estadounidense alimentarán nuevos temores en Europa, que también quedó excluida de las conversaciones entre Estados Unidos y Rusia en Arabia Saudita, de que Trump intente imponer un acuerdo de paz en Ucrania que favorezca a su amigo del Kremlin.

Sus comentarios también parecieron contradecir directamente las garantías dadas por su propio secretario de Estado, Marco Rubio, tras reunirse con la delegación rusa, de que cualquier eventual acuerdo de paz sería justo para todas las partes.

Y el ataque de Trump a Zelensky, que fue aclamado como un héroe en Estados Unidos por resistirse a la Blitzkrieg rusa sobre Kyiv al principio de la guerra, fue un signo gráfico de cómo la nueva administración estadounidense ha invertido la postura de Washington de apoyar a la víctima de la invasión y ahora está recompensando al agresor.

“Tenemos una situación en la que no ha habido elecciones en Ucrania, en la que tenemos ley marcial”, dijo Trump a los periodistas en su complejo turístico de Mar-a-Lago. Trump también afirmó que el índice de aprobación de Zelensky estaba “en el 4%” y “tenemos un país que ha volado en pedazos”.

Las encuestas fiables han sido difíciles en medio de una zona de guerra que ha visto a miles de ucranianos convertirse en desplazados internos o huir del país. Aunque encuestas recientes han mostrado que la popularidad de Zelensky ha caído significativamente desde la aprobación casi universal de la que gozaba al comienzo de la guerra, no se acerca ni de lejos a las profundidades citadas por Trump.

El presidente también advirtió de que, para que se tengan en cuenta las opiniones de Ucrania sobre su destino, debería celebrar elecciones, diciendo: “Ya sabes, quieren un asiento en la mesa, ¿no tendría que opinar el pueblo de Ucrania, como ha ocurrido muchas veces desde que hemos tenido elecciones?”.

Aparentemente sensible a las críticas de que repite como un loro la propaganda rusa en sus declaraciones sobre la guerra, Trump insistió: “Eso no es cosa de Rusia; es algo que viene de mí”.

Las últimas elecciones en Ucrania debían haberse celebrado el pasado mes de abril, pero Zelensky dijo que no era posible que los votantes acudieran a las urnas en tiempo de guerra, una postura respaldada por la Constitución del país. La insistencia de Trump en que los votantes opinen en democracia es irónica, dada su propia negativa a escuchar el veredicto de los estadounidenses en las elecciones presidenciales de 2020, que él perdió. Y es aún más descarado dado que Putin se ha mantenido en el poder durante más de dos décadas celebrando elecciones falsas e imponiendo una severa represión interna.

Trump intenta empañar la causa de la guerra de Ucrania

El último intento de Trump de curar el sentimiento estadounidense en torno a Ucrania es similar a muchos de sus esfuerzos anteriores por empañar la verdad en un esfuerzo por crear espacio para sus aspiraciones políticas. El ejemplo más destacado de lo que hizo fue la elección de 2020.

En Mar-a-Lago, también intentó reinventar los hechos en torno a la invasión rusa de hace tres años, cuando las fuerzas de Putin atravesaron la frontera de una democracia independiente y soberana y redibujaron el mapa de Europa.

“Hoy he oído decir: ‘Oh, bueno, no nos invitaron’”, dijo el presidente, refiriéndose a las quejas de Ucrania de que no se le ha permitido participar en el incipiente proceso de paz. “Bueno, llevan ahí tres años. Deberían haberlo terminado al cabo de tres años. Nunca deberían haberlo empezado. Podrían haber llegado a un acuerdo”, dijo.

En esencia, el presidente parece estar sugiriendo que los ucranianos deberían haber llegado a un acuerdo con Rusia para evitar la invasión; lo que, en la práctica, habría implicado someterse a un Gobierno títere en Kyiv leal a Moscú o simplemente renunciar a luchar para entregar una victoria a Putin.

La respuesta de Trump a las conversaciones saudíes, que según dijo este martes podrían ir seguidas de una reunión en persona con Putin a finales de mes, corría el riesgo de redoblar lo que ya era una victoria para el bando ruso. También es probable que sus comentarios consoliden aún más la oposición a sus planes de paz de largo alcance entre los europeos, que su administración dice que deben ser responsables de hacer cumplir cualquier acuerdo futuro para detener la lucha.

Trump parecía vago sobre cómo sería un acuerdo de paz en Ucrania, subrayando las impresiones de que su principal objetivo es un acuerdo de cualquier tipo, que le permitiría reclamar una victoria política personal, pero que sus críticos temen que podría fomentar futuros conflictos.

Este martes dijo que estaría abierto a la posibilidad de que tropas europeas impongan el cumplimiento de un eventual acuerdo, aunque la idea fue rechazada por los enviados de Moscú en las conversaciones con Arabia Saudita. No hizo ningún comentario sobre la advertencia del primer ministro de Reino Unido, Keir Starmer, de que tal fuerza solo sería viable con un “respaldo” estadounidense. Esto siguió a la advertencia del secretario de Defensa de Estados Unidos, Pete Hegseth, la semana pasada de que no habría tropas estadounidenses implicadas en el mantenimiento de la paz en Ucrania. Starmer viajará a Washington la próxima semana para reunirse con el presidente y se presenta como un puente entre Estados Unidos y Europa.

Pero el entusiasmo de Trump por Putin no es compartido por al menos dos senadores republicanos de alto rango.

El presidente de los Servicios Armados del Senado, Roger Wicker, dijo elste martes que no cree que se pueda confiar en el líder ruso. El senador de Mississippi dijo a Manu Raju, de CNN, que “Putin es un criminal de guerra y debería estar en la cárcel el resto de su vida, si no ejecutado”.

Y el senador John Kennedy coincidió con la ácida valoración de su colega sobre el líder ruso aunque se quedó corto a la hora de criticar el enfoque de Trump sobre las conversaciones de paz. “Vladimir Putin tiene un corazón negro. Está claro que tiene el gusto de Stalin por la sangre”, dijo el senador de Louisiana. Subrayando la deferencia del partido hacia Trump, sin embargo, también rechazó las afirmaciones de que el presidente había ofrecido concesiones significativas a Rusia simplemente sacándola del aislamiento diplomático.

“No he visto que hayamos dado ningún paso para quitar presión a Putin”, dijo.