
Muchos israelíes condenan la decisión del primer ministro Benjamin Netanyahu de reanudar la guerra en Gaza y destituir al jefe del servicio de seguridad interior de Israel.
En los últimos días, miles de israelíes han salido a las calles para exigir un nuevo acuerdo para la liberación de rehenes y protestar contra las medidas políticas del gobierno de extrema derecha religioso del primer ministro Benjamín Netanyahu.
En la noche del jueves (20.03.2025), manifestantes marcharon en Jerusalén para protestar contra la destitución de Ronen Bar, jefe del Shin Bet, el servicio de inteligencia y seguridad interna de Israel. A principios de semana, Netanyahu declaró que había perdido la confianza en Bar.
Durante la noche, el gobierno aprobó “por unanimidad” la propuesta de Netanyahu de poner fin al mandato de Bar el 10 de abril, según un comunicado de la oficina del primer ministro. Sin embargo, el viernes, el Tribunal Supremo de Israel ordenó una suspensión temporal de la destitución hasta que se resuelva una apelación, programada para el 8 de abril.
Bar no asistió a la reunión en la que se decidió su despido, pero envió una carta a los ministros en la que mencionó que el Shin Bet investiga a asesores cercanos de Netanyahu por presuntamente haber recibido pagos para promover intereses de Catar. En la carta, Bar advirtió que despedir al director del servicio de seguridad israelí “huele a intereses extranjeros” y representa un “conflicto de intereses sin precedentes”.
Las protestas también condenaron la reanudación de la ofensiva israelí en Gaza, que puso fin abruptamente a una tregua temporal de dos meses. La decisión de Netanyahu de retomar los bombardeos el martes ha causado cientos de muertos y heridos entre los palestinos y ha puesto en duda la liberación de los rehenes restantes en Gaza.
El delicado equilibrio político de Netanyahu
Desde hace semanas, Netanyahu maniobra entre las amenazas de la extrema derecha de derrocar su gobierno, su propia supervivencia política y las demandas de muchos israelíes que exigen priorizar el regreso de los rehenes por encima de la derrota total de Hamás, algo que el primer ministro ha prometido.
Muchos israelíes creen que la destitución de Bar está relacionada con la investigación del Shin Bet sobre las fallas en la seguridad antes y durante el ataque liderado por Hamás el 7 de octubre de 2023. Estas investigaciones apuntan al fracaso de las políticas de Netanyahu para contener a Hamás, considerado una organización terrorista por Alemania, la Unión Europea, Estados Unidos y otros países.
En febrero, el Shin Bet también abrió una investigación sobre los presuntos vínculos entre asesores cercanos del primer ministro y Qatar, un importante financiador de Hamás en los últimos años. Sin embargo, una orden de censura impide la publicación de detalles sobre la investigación.

La fiscal general de Israel, Gali Baharav-Miara, se ha opuesto al plan de Netanyahu de despedir a Bar, argumentando que no puede proceder sin una base “factual y legal”. En respuesta, Netanyahu la acusó de abuso de autoridad, y funcionarios israelíes han señalado que podría ser destituida próximamente.
Bar, al igual que otros altos funcionarios de seguridad israelíes, asumió la responsabilidad por el fracaso del Shin Bet en prevenir los ataques del 7 de octubre y anunció que dimitiría antes del fin de su mandato. Sin embargo, aunque la mayoría de los israelíes quieren que renuncie, les incomodan las razones detrás de su despido.
“El problema es el momento, que huele a política”, escribió el 19 de marzo Yoav Limor, periodista del diario conservador Israel Hayom. “En una extraña coincidencia, Itamar Ben-Gvir regresó al gobierno justo después de que se reanudaron los combates y poco después de la destitución (aún no completada) del director del Shin Bet, Ronen Bar, algo que Ben-Gvir había exigido”.
Ben-Gvir, ministro de Seguridad Nacional, renunció en enero en protesta por la tregua y el acuerdo de rehenes con Hamás. Su regreso al gobierno el martes se produjo horas después de que Israel reanudara los ataques aéreos en Gaza.
Otro socio clave de la coalición de Netanyahu, el ministro de Finanzas Bezalel Smotrich, también sigue en el gobierno. Smotrich había amenazado repetidamente con abandonar el gabinete si Israel avanzaba a la segunda fase del acuerdo de tregua.
Dicha segunda fase incluía la liberación gradual de los 59 rehenes restantes, el retiro total del ejército israelí de Gaza y el fin permanente de la guerra. Las encuestas de opinión en Israel han mostrado un amplio apoyo a esta segunda fase.
El respaldo de estos dos socios ultraderechistas ha fortalecido la mayoría de Netanyahu en la Knéset (el Parlamento israelí) antes de una votación clave sobre el presupuesto estatal. Si el presupuesto no se aprueba antes del 31 de marzo, el Parlamento se disolverá, lo que desencadenaría nuevas elecciones.
Netanyahu ha rechazado las acusaciones de maniobras políticas y ha culpado a Hamás y su negativa a liberar más rehenes por el colapso del alto al fuego.
Exrehenes critican la ofensiva israelí
Los críticos sostienen que las recientes acciones de Netanyahu forman parte de una estrategia para evitar asumir su responsabilidad en la falta de prevención de los ataques del 7 de octubre. Hasta ahora, Netanyahu ha rechazado todos los intentos de establecer una comisión estatal de investigación, argumentando que esto debe hacerse después de la guerra.
La reanudación de la ofensiva y la estrategia de máxima presión contra Hamás también han desmoralizado a muchas familias de rehenes. El martes, algunos familiares acudieron a la Knéset, temiendo que el destino de sus seres queridos ya estuviera sellado.
El Foro de Rehenes y Familias Desaparecidas, que representa a muchas de las familias, acusó al gobierno de haber abandonado a los 59 rehenes que quedan en Gaza, al menos 24 de los cuales se cree que aún están vivos.
Algunos exrehenes también han criticado la nueva ofensiva. Uno de ellos, Iair Horn, habló en una manifestación en Tel Aviv el martes. Horn fue liberado a mediados de febrero, pero su hermano Eitan sigue en cautiverio.
“Todos los videos de propaganda de Hamás que han visto de mí y de Eitan, de Matan Angrest, de Guy Gilboa-Dalal y Evyatar David, eran pruebas de vida, y espero que no se conviertan en sus últimos videos debido al regreso de los combates”, dijo Horn a la multitud.
Muchos de los rehenes liberados durante la primera fase de la tregua han relatado cómo sus condiciones empeoraban en respuesta directa a las acciones del gobierno israelí. Han contado que fueron golpeados, privados de comida o sometidos a abusos psicológicos por parte de sus captores de Hamás.
“Podemos encargarnos de Hamás más tarde, pero primero, los rehenes. No tienen tiempo. Necesitan volver”, dijo un manifestante, que no quiso dar su nombre, en Jerusalén a DW.
(gg/cp)
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